¿Cuáles son las dudas?

Las preguntas que más realizan cuando visitan por primera vez nuestra institución suelen ser:

¿En qué momento puede visitárselos? 

Deben saber que desde la Ley 1710 promulgada en el año 2005 no existen horarios de visitas y que la presencia del familiar en la institución es a consideración del visitante, teniendo libre acceso mientras no interrumpa la alimentación, el descanso o alguna de las terapias en la que el abuelo esté participando.

¿Podrá adaptarse? 

La experiencia nos muestra que si el familiar que decide la internación se acostumbra a la nueva circunstancia, es mucho más fácil y siempre posible la adaptación del abuelo.
Siempre se produce dentro del primer mes y de una manera paulatina, con los altibajos propios de cualquier nueva relación. De no llegar a lograrse se deberá pensar en que el tipo de patología es la que no permite que ese paciente se adecue a ese determinado lugar y deberá tenerse que actuar en consecuencia, orientando al grupo familiar en los pasos que siguen.

¿Siempre se los medica? 

No. Se mantiene medicación en aquellos que ingresan con un esquema terapéutico ya indicado por el profesional tratante.
En más de una ocasión lo necesario es retirar medicación con la que ingresan pues muchas veces no permite incorporación a las actividades y como tal se retrasa su adaptación.
En otras circunstancias se trabaja en conjunto con su médico de cabecera que puede continuar atendiéndolo en la institución, para mantenerlo informado de la manera en que el paciente va respondiendo a su nuevo entorno, permitiendo a veces reajustar la dosis indicada a la más adecuada para ese paciente.
O sea que dependerá de las necesidades de cada uno en particular.

¿Podré llevarlo a casa? 

Si, siempre que el abuelo esté en condiciones de hacerlo y que disponga de buena voluntad para poder concretar dicha salida.
Nunca se realiza a poco tiempo de internarse, ya que debemos lograr que se adapte primero para que traslade con él la confianza que le permita desenvolverse seguro y tranquilo en todos los ámbitos. Cuando esto se concreta el paciente mismo lo pide.

¿Nunca más va ser como antes?

Si un enfermo de gripe puede tener fiebre, porque un geronte no puede perder la memoria o tener dificultad para trasladarse?
En la medida que no se tome conciencia del paso del propio tiempo es que siempre se le va a pedir más cosas al paciente, pues lo que él deja de hacer lo tiene que hacer otro por él y eso produce dolor, o sea se vivencia por primera vez las limitaciones del familiar querido
En el instante en que esto se reconocen es que no va a buscarse más el Papá o Mamá que fue sino el que ahora es, con todo el cariño que puede dar desde el nuevo rol que tiene.